martes, 9 de noviembre de 2010

nº 1 - Bienvenidos a la revista familiar

Hace dos meses que mamá nos dejó, llamada a la casa de Dios Padre. Tenía una juvenil edad de 90 cumplidos. ¡Con qué ilusión preparó esa celebración! y ¡qué bien se lo pasó!, rodeada por todos los suyos.

La tía Enriqueta (o Quetita) tampoco podía contener la emoción. Mientras Javier decía alguna tontería, todos recordábamos las preciosas palabras de Gloria en el momento de la despedida del féretro al terminar la Misa de exequias:

Carmen, Mami, Lela, “Sra. Nineta”
Seguro que ya estás entre los brazos cálidos y tiernos de Juan, junto a Enrique.
Ahora podéis volar juntos de nuevo por todos los mares del cielo y la tierra, por esos lugares lejanos y exóticos que visitasteis y por cuantos cielos os apetezcan y bailar “begin the beguine” sobre el cielo de ese Manhattan que os quedó por conocer.

Te imagino, allende los cielos, organizando la despensa, contratando rápidamente una línea telefónica, buscando una buena peluquería que sepa encontrar el punto de ese peinado perfecto que siempre te ha caracterizado, conociendo los restaurante recomendados, buscando un proveedor de buen vinito, tinto por supuesto, preparando tus recetas, ese salmón, que tantas veces me explicaste como hacer, tu roastbeef, tus excelentes paellas y tu famoso y práctico arroz blanco con tomate y mahonesa, averiguando que delegación tiene La Vanguardia para suscribirte de inmediato, hablando con este y aquel, contando y explicando cosas de esta familia numerosa que Juan y tu habéis construido.

Una familia unida, dispar, divertida, generosa, con sentido del humor, respetuosa con toda su diversidad, “sobona y besucona” hasta la saciedad, Grahit en su talante y Ferrer en sus detalles.

Una familia serena que, en estas últimas semanas, ha dado, sin decaer, muestras continuas de cariño y ternura hacia tu persona. Me ha enternecido profundamente, tu serenidad, tu entereza, tu saber llevar determinadas circunstancias adversas y por supuesto tus manifestaciones de cariño.

Carmen, los recuerdos, el cariño y el amor de los tuyos no se han marchado contigo, se los han quedado y los tienen guardados a buen recaudo.
Yo, te llevaré siempre en un rinconcito escogido de mi corazón.

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